En Toruń, Polonia, la rock‑ópera “Jesus Christ Superstar” fue reinventada como el primer musical en formato silent disco del país, usando el club Od Nowa como escenario en lugar de un teatro tradicional.
Con audiencias flotando por todo el espacio y actores moviéndose entre plataformas y mezzanines, el diseño de audio tuvo que ser repensado por completo: un sistema PA convencional no iba a dar la talla frente a tanta libertad de movimiento en el público.
Al centro estuvo la DiGiCo Quantum 225 Pulse, que con su actualización Pulse manejó nada menos que 80 entradas y 48 salidas: voces, músicos, efectos y diálogos con una solidez absoluta.
Todo el sonido —música, efectos y voces— se transmitió vía auriculares inalámbricos de silent disco, lo que permitió que el público se sumergiera sin límites acústicos y se moviera sin perder calidad de audio.
Para darle presencia física al sonido, se distribuyeron subwoofers discretos por el espacio: sensaciones en el pecho que acompañaban momentos clave sin interferir con la libertad de la audición personal.
Del lado del equipo artístico, cada músico usó un KLANG:kontroller, lo que le permitió personalizar su mezcla 3D al toque. Incluso quienes nunca habían usado monitoreo inmersivo armaron su sonido ideal en minutos.
Según Krzysztof Kardas, FOH engineer, “KLANG nos quitó una carga tremenda, técnica y mentalmente… los músicos ajustaban solos y eso liberó al equipo para enfocarse en la mezcla general”.
La Quantum 225 brilló con toda su energía: escenas con hasta 30 snapshots en una sola canción, transiciones impecables y velocidad extrema en un entorno donde cualquier cambio tenía que ser instantáneo.
